sábado, 10 de marzo de 2012

SIN PRISAS, PERO SIN PAUSA.

 SIN PRISAS, PERO SIN PAUSAS.


Llega el verano. Sin reloj, desaparecen los horarios. Me despierto y remoloneo en la cama. Me levanto cuándo mi cuerpo me pide el café de la mañana. Abro la ventana, el viento inexistente es presagio de un buen día de playa. La playa, mi confensable vicio estival. Preparo todo lo necesario para pasar unas horas de relax. Llevo el libro que tantas veces cojo en invierno para leer y nunca termino, la manoseada baraja de cartas que en mi familia nunca falta para relajarnos con la famosa partida que a mi marido y a mí nos gusta compartir con nuestra hija. ¡NO!, suena el despertador, me doy cuenta de que todo ha sido un sueño. Me levanto y miro el calendario y veo que ya va quedando menos, para que mi sueño sea una realidad.

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