domingo, 3 de abril de 2011

CREACIONES LITERARIAS

LA ESTACIÓN


No había nada que hacer; la única cosa era resignarse a pasar la noche en la sala de espera de la estación, cosa que no me hacía nada de gracia, pues la nueva Ley Antitabaco me ponía más nerviosa y me daba más ganas de fumar. Había preparado mucho este viaje cambiando la fecha de mis vacaciones y pasar de los días de sol y playa, sustituyéndolos por un viaje a Madrid. Decidí que Septiembre era el mes ideal para mis planes, quería ver algunos estrenos teatrales y mis visitas por Internet me dieron unas cuantas ideas. Ya tenía compradas mis entradas para tres estrenos, una de ellas para un musical que me hacía mucha ilusión. Me salí fuera de la estación para fumarme un cigarro y calmar mi mal humor por este contratiempo con el que había comenzado mis vacaciones. Al terminar de fumar, entré en la cafetería, me apetecía tomarme un café. Miré a mi alrededor y no encontré ninguna mesa vacía. Todo a mi alrededor eran malas caras, niños correteando, gente hablando por el móvil contando a sus amigos ,familiares..etc, el retraso de su viaje. Escuche detrás de mi una voz de mujer que me invitaba a sentarme en su mesa. Al volverme vi una señora de unos treinta y tanto años y a su lado una preciosa niña pequeña que calculé que tendría cinco o seis años jugando con su Nintendo. Acepté su invitación aunque no tenía ganas de entablar conversación con nadie. Me pedí un café. La niña dejó de jugar con su maquinita y me dijo que se llamaba Marta para a continuación preguntarme si yo también iba a Madrid al médico. Miré extrañada a su madre y ésta me dedicó una sonrisa pero sus ojos delataban tristeza. Aprovechando que la niña estaba distraida su madre me contó su problema: Iban a Madrid a visitar a un médico para intentar buscar solución para una extraña enfermedad que la niña tenía. Esta mujer era madre soltera y su hija era su vida, había cogido todos sus ahorros y con ayuda de familiares y amigos, encontraron a un médico en Madrid que ya había tratado casos similares con gran éxito. Llevaban un mes detrás de la cita médica y por fin se la habían dado para mañana, por lo que la preocupación de que esta huelga se prolongara traía preocupadísima a María, que así se llamaba la madre de Marta. De repente me sentí fatal, yo preocupandome por un tema tan banal como unas vacaciones o unos estrenos teatrales y esta madre con un tema tan importante como la salud de su hija .De repente quise que el tren saliera inmediatamente y esta madre se sintiera mejor. Me fui a una tienda que había en la estación y le compré un cuento a Marta. Su madre me dio las gracias y Marta un beso como señal de agradecimiento. Por megafonía sonó una voz que nos indicaba que la huelga se había solucionado. Subimos al tren y nos sentamos juntas. Cuando llegamos a nuestro destino le pregunté si tenía alguien en Madrid para que la acompañara al Hospital y ella me dijo que no. En ese momento decidí que debía quedarme con ella, que mis vacaciones teatrales podrían esperar otro año. Nunca me arrepentiré de la decisión que tomé ese día, porque de repente supe que en la vida hay que dar prioridades a determinadas cosas que hasta ahora ni las hubiera pensado. De esta historia ya han pasado tres años, sigo en contacto con Marta y María. Este año en su próxima revisión médica iré con ellas a Madrid y ellas me acompañaran a esos estrenos teatrales que se me quedaron pendiente ese día.

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